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¿Tu también te has preguntado si una ducha de agua fría o caliente es mejor para tu piel? Si este es tu caso, estás de suerte.

En este artículo de blog te contamos cuáles son las ventajas y desventajas de ambos tipos de duchas para elegir la mejor opción para ti.

¿Para qué sirve la ducha de agua fría?

¿Eres de los que no son capaces de ducharse con agua fría? No te preocupes, no estás solo.

Muchas personas esperan a que su cuarto de baño esté cubierto de vaho para meter el primer pié en la ducha. Otros suelen dar un salto que casi tocan el techo si por algún motivo el agua empieza a salir más fresquita.

Pero la realidad es que ducharse con agua fría nos aporta muchos beneficios que veremos a continuación.

Más allá de ayudarnos a refrescarnos en verano (efecto que es, de hecho, momentáneo), la ducha de agua fría es un buen aliado para mejorar la circulación sanguínea y mucho más.

¿Cuáles son los beneficios de ducharse con agua fría?

Aunque no te lo creas, elegir ducharse con agua fría tiene muchos beneficios para tu salud. Los más destacados son los siguientes:

Ayuda a despertarte por las mañanas

El contraste del agua gélida con la temperatura corporal provoca una conmoción en tu cuerpo. Este shock hace aumentar la ingesta de oxigeno, el ritmo cardiaco y la vigilancia, lo que puede incluso aliviar el dolor de cabeza persistente o migraña.

Por otro lado, al activarnos, no es muy recomendable darse una ducha con agua fría por la noche antes de dormir.

Aumenta tu circulación

La conmoción que supone entrar en contacto con agua fría hace que la sangre en los tejidos más profundos circule a un ritmo más rápido para mantener la temperatura corporal ideal.

Lo curioso es que muchas personas piensan que bañarse con agua fría es malo para el corazón. Lo cierto es que el agua fría o con hielo tiene el efecto contrario al del agua caliente para quienes padecen de hipertensión o enfermedades cardiovasculares.

Al estar expuestos a temperaturas más frías, los vasos sanguíneos se estrechan, lo que aumenta la presión arterial al necesitar más presión para forzar la sangre a través de las venas y arterias estrechadas.

Como consecuencia, el sistema circulatorio se activa, lo que ayuda a prevenir enfermedades del corazón.

Puede ayudar a aumentar la pérdida de peso

Cuando nuestro cuerpo se somete a temperaturas muy frías, algunas de sus células grasas, como el tejido adiposo marrón (localizado sobre todo en el área del cuello y los hombros), se activan para generar calor corporal.

Esta acción puede conllevar a la quema de grasa y la disminución de la celulitis.

De hecho, se estima que se queman 3,74 kilocalorías por cada minuto cuando la ducha es de agua fría.

Obviamente, darse duchas de agua fría no es suficiente para perder peso, sino que es necesario hacer cambios alimenticios, así como incrementar el nivel de actividad física.

Mejora la erección

El frío estimula la secreción de testosterona, lo que a largo plazo puede mejorar el deseo sexual o la líbido, sobre todo en personas con disfunción eréctil.

Calma los picores

Si sufres de picores o afecciones cutáneas que los provocan, ducharte con agua fría puede ayudar a aliviar la sensación de picor. De esta manera, evitas rascarte la piel, lo que puede provocar heridas.

Mejora el aspecto de la piel y el cabello: un brillo saludable

El agua fría aprieta y contrae el flujo sanguíneo, haciendo que la piel tenga un brillo más saludable.

En cuanto al cabello, cierra y fortalece sus cutículas, haciéndolo más fuerte y saludable con el tiempo. Además, a diferencia del agua caliente, no seca la capa de sebo que protege la piel y el cabello.

Sin embargo, esto no significa que deberías lavarte el pelo con agua fría. En vez, lo mejor es lavarlo con agua templada.

¿Cuándo no debería ducharme con agua fría?

Ducharse con agua fría tiene más beneficios que riesgos. No obstante, hay ciertas ocasiones cuando no se aconseja darte un chorro de agua fría.

Sobre todo, debería evitarse si ya tienes frío, ya que, lógicamente, el agua fría no ayudará a entrar en calor rápidamente. No obstante, esto tampoco significa que deberías ducharte con agua muy caliente en invierno, ya que el cuerpo tiene su propio termostato e intenta siempre equilibrar su temperatura interna con respecto a la externa. Por lo tanto, después de una ducha caliente, el cuerpo intentará bajar su temperatura interna, lo que te hará sentir más frío a los 20-30 minutos. Por eso, lo mejor es tomar una ducha templada.

Tampoco es una buena idea si estás enfermo o resfriado, ya que el agua fría puede ser demasiado dura para tu sistema inmunológico.

Y al contrario de la creencia popular, tampoco deberías ducharte con agua fría si tienes fiebre. De nuevo, el cuerpo ajustará su temperatura interna según la temperatura externa. Así que se calentaría aún más después de entrar en contacto con agua fría. 

Si notas tu cuerpo más caliente de lo normal, es conveniente desabrigarse y darse una ducha con agua templada.

En conclusión, no es malo bañarse con agua tibia todos los días salvo que tengas el cuerpo destemplado o creas que te estás constipando o tienes gripe.

¿Para qué sirve la ducha de agua caliente?

La ducha con agua calurosa sirve sobre todo para relajarse o conciliar el sueño por la noche.

Quizás hayas tenido un día agotador y no eres capaz de dormir. Pues bien, antes de dormir, la ducha caliente es perfecta para aliviar el estrés y la ansiedad acumulada durante el día.

Esto se debe a que el agua cálida activa el sistema nervioso parasimpático, haciéndonos sentir más cansados, mientras es una práctica común para relajar los músculos.

¿Cuáles son los beneficios de ducharse con agua caliente?

Las principales ventajas de optar por una ducha de agua caliente son:

Alivia los síntomas respiratorios o del resfriado

El vapor que se crea donde hay agua caliente se considera un remedio natural para reducir los síntomas del resfriado y la tos.

El calor del agua y el vapor pueden ayudar a abrir las vías respiratorias, aflojar flemas y limpiar los conductos nasales.

Relaja la musculación

Tras un entrenamiento, el agua caliente es ideal para aliviar la tensión corporal y la fatiga muscular acumulada. 

Los músculos estresados consiguen relajarse gracias a las venas dilatadas como consecuencia de estar expuestas a altas temperaturas. El mismo efecto se consigue entrando en una sauna o hammam.

Quizás esto explica porqué las mujeres se bañan con agua hirviendo para relajar los músculos, sobre todo, las mujeres embarazadas.

Ayuda con las imperfecciones de la piel

El calor ayuda a abrir los poros de la piel y nos permite limpiar la suciedad, las espinillas y las células muertas con mayor facilidad. Es esa suciedad y el aceite obstruido que provoca el acné y otras imperfecciones.

¿Cuáles son las desventajas de ducharse con agua caliente?

Por desgracia, cuando se trata de una ducha caliente no todo son ventajas. 

Sus principales efectos secundarios son:

  • Resecar e irritar la piel: el agua caliente daña la epidermis, haciendo que la piel se seque antes y evitando que retenga humedad.
  • Empeorar ciertas afecciones de la piel: al resecar la piel con mayor facilidad, hace empeorar afecciones como los eccemas.
  • Causar picor: el calor puede hacer que los mastocitos (que contienen histamina) liberen su contenido en la piel y provoquen picazón.
  • Aumentar la presión arterial: para los que tienen la presión arterial alta o sufren de enfermedades cardiovasculares, tomar una ducha demasiado caliente puede empeorar sus afecciones.
Sin embargo, al regular la temperatura y asegurarse que el agua no está demasiado caliente, los efectos nocivos disminuyen.

¿Cuál es mejor la ducha: de agua fría o caliente?

Como acabamos de ver, cada tipo de ducha tiene sus ventajas y desventajas. Por lo tanto, lo más aconsejable es optar por una opción entremedias – la ducha templada – o bien, disfrutar los beneficios de ambos tipos de ducha.

Pero, ¿cómo? Hay dos opciones:

Ducha progresiva

Ésta es la mejor forma de bañarse con agua fría sin sentir frío. Consiste en empezar la ducha con agua tibia o ligeramente caliente e ir incorporando agua cada vez más fría de forma progresiva.

Se suele hacer en tres fases:

  • Primero, humedecer el cuerpo con agua caliente durante unos minutos. Sobre todo, las manos, los pies y el rostro que es donde se encuentran la mayor parte de los receptores térmicos del cuerpo.
  • Segundo, reduce ligeramente la temperatura del agua y empieza el aclarado (tras enjabonarse) con agua tibia y
  • Tercero, tras haber adaptado tu temperatura corporal al del agua, disminuye la temperatura del agua una vez más para terminar los últimos segundos con agua fría.

Saldrás de la ducha completamente renovado, ya lo verás.

Este proceso se puede automatizar si dispones de una ducha escocesa. Se trata de una ducha de hidromasaje que alterna chorros de agua fría y caliente por medio del sistema de inyección en varios grados de presión. 

Ducha de contraste

Es muy común en centros de spa y balnearios. En estos centros de bienestar suele haber un circuito recomendado donde se va pasando de una estación a otra.

Aquí es normal encontrarnos que después de la sauna finlandesa haya un pozo o una ducha con un cubo con agua helada.

Esto es lo que se conoce como contraste. Pasar de inmediato de un lugar muy cálido a uno muy frío.

¿Por qué se hace esto? ¿Qué beneficios tiene?

El agua caliente abre los vasos sanguíneos y la sangre fluye por nuestro cuerpo con mayor facilidad. Por el contrario, el agua fría contrae los vasos sanguíneos.

Esta variación se ha demostrado que ayuda a la regeneración de los músculos y los órganos, además de detoxificar.

Lógicamente, también puedes tomar una ducha de contraste en tu propio hogar. Basta con alternar entre un minuto de frío y calor durante dos a tres ciclos.

En otras palabras, enfrías el agua lo más posible y te quedas bajo ella durante un minuto. Cuando se acabe el minuto, cambia el agua a lo más caliente que puedas durante otro minuto. Así, habrás completado un ciclo.

¿Cuánto debe durar la ducha de agua fría o caliente?

La duración de una ducha con agua fría no debería porque superar la duración de una ducha con agua caliente o templada.

Según la Organización Mundial de la Salud, «la ducha debe limitarse a cinco minutos para un uso sostenible de agua y energía que no supere los 95 litros de agua de consumo medio diario».

Una señal de que estás pasando demasiado tiempo mojado es cuando se empieza a arrugar la piel. Esto se debe a que cuando pasamos mucho tiempo bajo el agua, la piel se deshidrata por, paradójicamente, pérdida de agua transepidérmica.

Por eso, los dermatólogos insisten que el tiempo bajo la ducha no debería superar los diez minutos.

Si eres nuevo y tienes el coraje de ducharte con agua gélida, puedes hacerlo progresivamente. Es decir, empezar tu ducha con agua caliente, cambiar el grifo a agua tibia y terminar los últimos segundos con agua fría.

De esta forma, tu cuerpo se va adaptando con mayor facilidad a los cambios de temperatura del agua.

Por último, es bueno bañarse con agua helada en invierno o después de hacer ejercicio si se realizan inmersiones progresivas como máximo de 30 segundos cada una. De esta forma, mejoras el sistema inmune y la recuperación muscular post-entreno.

¿Es bueno ducharse dos veces al día?

¿Eres de las personas que se duchan dos veces al día? ¡Presta atención!

Lo primero, no es necesario bañarse dos veces al día para mantener una buena higiene, salvo aquellas personas que, por su profesión o actividad física, sudan o se ensucian en exceso.

De hecho, es malo ducharse con demasiada frecuencia ya que resecar la piel y eliminar parte de su barrera protectora, haciéndola vulnerable a posibles afecciones.

¿Cómo ahorrar agua mientras me ducho?

Por cada minuto que dejas el grifo abierto, gasta alrededor de 20 litros de agua. Por lo que, si sigues las recomendaciones de la OMS, en una ducha de 5 minutos estarías gastando entre 95 y 100 litros de agua.

El agua es un recurso natural escaso y necesario para sobrevivir. Sin agua, no podríamos hidratarnos, cultivar alimentos o mantener una higiene mínima.

Según el último informe de UNICEF, 1 de cada 3 personas en el mundo no tiene acceso a agua potable, saneamiento e higiene. También que en más de la mitad del mundo no hay acceso a servicios seguros de saneamiento.

Si tienes la suerte del primer mundo o en un país desarrollado, quizás no tengas consciencia sobre el agua que gastas y el impacto medioambiental que tiene.

De hecho, se trata de una cuestión tan preocupante y prioritaria que forma parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenibles (objetivo 6) propuestos por la ONU.

Sabiendo de su importancia, ¿qué acciones puedes llevar a cabo para reducir el consumo de agua cada vez que te duches? Nosotros te proponemos la siguiente:

Sustituir la bañera por la ducha

Si te has comprometido a utilizar sólo el agua necesaria para limpiar tu cuerpo, procura utilizar la ducha en vez de la bañera.

Aproximadamente, se necesitan entre 230 y 250 litros para llenar una bañera estándar. Esto supone derrochar más del doble de agua que si eliges ducharte.

Sólo convendría optar por la bañera si permaneces más de 15 minutos en ella sin derrochar más agua o la utilizas en pareja. En ambos casos, no es recomendable y dudamos que su espacio sea cómodo para más de una persona a la vez.

Reduce el tiempo en la ducha

¿Sabes el tiempo que pasas cada día dentro de la ducha? ¿5, 10, 15 minutos? Hay personas a las que les encanta pasar unos minutos de relajación debajo del agua, pero a veces el tiempo se alarga más de la cuenta.

Para hacerte una idea, gastar los 200 litros de media que se utilizan para una ducha de 10 minutos, supone el 30% del gasto total de agua de una casa.

Al reducir ese tiempo a la mitad, es decir 5 minutos, puedes llegar a ahorrar 3.500 litros de agua al mes. ¿No crees que merece la pena dedicar esos 5 minutos restantes a otro hábito?

Cierra el agua mientras limpias tu cuerpo

La ducha es un proceso y cuenta de varias fases. Lo normal es humedecer el cuerpo y el cabello primero, limpiarlos y aclarar después.

Limpiar consiste en utilizar productos de higiene personal para el cuerpo y cabello. Como por ejemplo, gel de ducha, exfoliante corporal, acondicionador capilar, mascarilla para el cabello o champú.

Durante este paso, no es necesario el uso de agua y puede suponer un significante ahorro cerrar el agua mientras tanto.

Es más, si tu cuerpo ya está humedecido mientras te enjabonas y le sigues aplicando más agua, el gel o la pastilla limpiadora pierde efectividad. No le das el suficiente tiempo para actuar en tu piel y eliminar la suciedad acumulada.

Instala alcachofas eficientes

La alcachofa de la ducha juega un papel muy importante. Al elegir una eficiente, reducimos al máximo el consumo de agua. ¿Cómo?

Lo primero es que no gotea una vez has cerrado el grifo. Puede parecer insignificante pero cada gota cuenta. Luego, regula y reduce el caudal del agua para adaptarla a cada fase de la ducha.

Reutiliza el agua

Uno de los hábitos más comunes es encender la ducha y dejar el agua correr hasta que alcance la temperatura deseada.

Dependiendo la época del año y las características de tu casa, esta acción puede durar hasta 5 minutos. Justo el tiempo que necesitas para ducharte.

En vez, puedes conectar la alcachofa a una regadera para después utilizar esa agua derrochada. Por ejemplo, para regalar las plantas, lavar la vajilla o fregar el suelo.

Dúchate en pareja

Si tienes pareja amorosa, puede ser una buena idea pasar más tiempo juntos dentro de la ducha. Así, se puede acortar el tiempo que se emplea en ducharse por separado y os podéis enjabonar el uno al otro.

Pero, aquí corres un gran riesgo. Es un momento íntimo y cercano, por lo que es normal tener la tentación de dar rienda suelta a la imaginación.

Si crees que el tiempo en la ducha se puede alargar, procurar usar agua sólo para humedeceros y aclararos. De lo contrario, se acabaría usando mucha más agua que cuando te duchas solo.

Conclusión sobre la ducha de agua fría o caliente

Te invitamos a probar ducharte con agua fría por los múltiples beneficios que tiene para la piel y la salud. Al principio, puedes empezar con una ducha progresiva y una vez ya estés acostumbrado a su sensación, pasa a las duchas de contraste.

Procura buscar el equilibrio. Es decir, el agua tibia es lo más recomendable para tu piel. En caso de tener alguna patología o afección, las temperaturas extremas pueden ser perjudiciales.

Tras haber limpiado y exfoliado tu cuerpo y acondicionado tu cabello, sal de la ducha y sécate bien con una toalla. Por último, aplícate una crema hidratante sobre la piel para evitar que se reseque, como ésta y ésta.

Después, existe el mito de que bañarse ayuda a crecer. Sin embargo, no hay suficiente evidencia científica que respalde dicha afirmación.

Ahora, conoce cómo dormir mejor que una marmota.

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